miércoles, agosto 20, 2008

José do Carmo Francisco


ENCONTRO COM O JOSÉ DO CARMO FRANCISCO

El verano se convierte, desde hace un tiempo, en un lugar inhabitable. El lugar de la pérdida, el lugar que certifica que el único idioma es el de lo inerte. Madrid está así: tan callado, que parece que nunca hubiera habitado nadie. La ciudad en blanco, el silencio que anula cualquier posibilidad de descansar. Su luz. Su luz es blanca que parece de metal, un metal que quema para dibujar tan sólo las palabras del vacío. El verano es la estación de las personas tristes, la estación en la que sólo se puede viajar y, como Agustina Bessa Luís dijo: As viagens inventaram-se para quem está triste. Sí. Sólo queda viajar, escribir palabras desde alguna ciudad que no sea la que es nuestro testigo, el testigo de nuestro propio recuerdo. Porque el verano es la estación de la inmovilidad donde sólo los recuerdos se mueven. Cada cosa los mueve: una canción, un olor, una calle, una carta.
Y así llegué yo aquella tarde de julio, con la mirada en blanco, la voz en blanco, el cansancio de quien ya desconfía de los viajes. Fui invitada amablemente por el poeta y crítico gallego Vicente Araguas a realizar una lectura de mi poesía en la Casa de Galicia en Madrid. Leería junto al poeta gallego Henrique Rabuñal y el poeta portugués José do Carmo Francisco. Yo, tan llena de saudade e incapaz de explicar, me presenté allí a leer después de haberlo dejado de hacer desde hacía dos años. La sensación era la de haber olvidado leer mis propios versos.
Llegamos a una sala hermosa para esperar que llegara la hora de la lectura. Hablamos durante un tiempo hasta que llegó João de Melo junto al poeta portugués con el que habría de leer: José do Carmo Francisco. Me dio la mano, yo respondí con un correcto “muito prazer” y recuerdo sus primeras palabras impregnadas de vida, en su hermosa lengua portuguesa, de recuerdo bello de su propia vida: “Tienes la misma edad con la que yo empecé a publicar en “Diário Popular” de Lisboa, naciste el mismo año que mi hija mayor y te llamas como la más pequeña: Marta”. Reflejo de algo ajeno a mí, calidez de existencia en ese instante. Nos presentamos todos. Nos fotografiamos y cuando nos disponíamos a bajar a la sala de lectura me enseñó una fotografía de su nieto Tomás, que vive lejos, en Inglaterra. Es un niño hermoso, de mirada que busca algo. El niño rodeado de vida, el niño era la propia vida. Pero vive lejos, sólo los agostos tiene cercanía. A mí los veranos me alejan y a él le acercan. Sin saber por qué lo inerte de los veranos se hizo habitable.
Comenzó la lectura, leyó primero Henrique, luego yo y luego José. Y ahí comenzó un juego de enlaces y reflejos de vida. Versos en los que yo me encontraba, versos que borraban el silencio del verano. Calles en las que me reconocía, la misma cadencia que la mía. Al terminar la lectura se acercó a mí y me regaló un libro suyo, me pidió mi dirección para enviarme sus libros y a los pocos días recibí un correo suyo y sus libros. Libros como lugares unidos por la casualidad. Recibí su último libro: Mansões abandonadas. Libro que, por el título, ya sentía necesario. Recordaré siempre su respuesta a mi agradecimiento. Hablaba de que ambos habitábamos los mismos mundos. Y en ese libro estaban lugares que yo había visitado en Lisboa. Me reconstruyó Lisboa: “Elevador da Glória”…hermoso poema suyo, lugar mío, que resultó estar junto a su casa lisboeta. Lisboa es la ciudad que recuerdo siempre. Siempre que regreso parece que nunca la haya abandonado y sus versos son Lisboa, sus crónicas son Lisboa. Todo queda intacto en Lisboa. Sus versos, con la intimidad delicada de las ciudades, reconstruyen mi verano. Recuerdo su poema “Tarde” que aquí traduzco:

Escribir en el papel que la vida no es fácil
Por la tarde la ciudad parece que muere en los poemas
Tantas palabras perdidas en tantas cartas incompletas
Tantas intenciones dispersas en difíciles llamadas de teléfono

No tardará la lluvia y la calle quedará desierta
Atravieso la tarde y atravieso la calle por el medio
El barrendero municipal empuja palabras con la basura
Diptongos y sílabas perdidas o inútiles en el paseo.

Al cabo de pocos días, recibí su hermoso libro Os guarda-redes morrem ao domingo. Hermosa recopilación de cuentos y poemas sobre fútbol. “El fútbol visto como memoria sentimental”, me dijo. Su primer cuento comienza: O lugar onde nasci já não existe...y ahí comienza un poema que necesito escribir. Y es cierto lo que dice acerca de la memoria sentimental. Esa es su poesía, esa es su escritura: una memoria sentimental de todo. El ejemplo poetizado de quien ha vivido con la ternura del tiempo, del pasado. Sus libros dejan un poso de calma, una lembrança (me gusta más esa palabra, porque parece que se alarga en el paso de las horas, como el recuerdo) de todos y cada uno de nosotros.
Recibió mi libro, mi segundo libro, y escribió unas líneas hermosas sobre él que publicará en Septiembre, al igual que escribió en forma de “explicación” de ese libro, un poema que llevaré siempre conmigo:

Saudação a Marta López Vilar

Tens o nome da minha filha mais nova
Da mais velha tens o perfil mais a idade
Nos poemas que escreves pões à prova
Novos conceitos de poesia e de verdade

Cada vez que tu completas e assinas
Um poema já em resultado e conclusão
Nas suas letras dispersas e pequeninas
Há um reflexo do Mundo e da Razão

Sentes falta do grande rio na tua cidade
No conforto contra o calor de Agosto
A massa líquida traz ao ar a humidade
Podia encher de luz o limite do teu rosto

Daqui saúdo com uma bica escaldada
E um pastel de nata acabado de chegar
Os teus poemas na encomenda registada
Que eu vou lendo e descobrindo devagar

José do Carmo Francisco



Un gran poeta que reconstruye las ciudades, José do Carmo Francisco.


José do Carmo Francisco es periodista. Comenzó en el "Diário Popular" en 1978 y en "A Bola" en 1979. Comenzó a colaborar en el periódico "Sporting" en 1988 ("As palavras em jogo") y fue su redactor desde 1997 hasta 2006. Entre 1992 y 1996 entrevistó en la revista "Bola Magazine" figuras de las Artes y de las Letras en la columna "Um cafezinho com". Colabora en "Voz de Alcobaça" con la columna "O lugar do poema" y en el semanario "Gazeta das Caldas" con la firma semanal "Un livro por semana" y la columna quincenal "Estrada de Macadame". Colabora en la revista "Desporto sem Paralelo" en los periódicos "Diário Insular" y "Notícias da Amadora". Colaboró en los periódicos "O Mirante", "Diário Popular", "Diário de Lisboa", "República","O Ponto","O Remate", "Correio dos Açores", "O distrito de Portalegre" y en las revistas "Ler", "PC Win", "Mulheres", "Revista Alentejana", "Colóquio Letras" y "Seara Nova". Desempeñó funciones de la dirección de la Asociación Portuguesa de Escritores y es secretario de la Asociación Portuguesa de Críticos Literarios.
Es autor de los siguientes libros: "Iniciais" (1981), "Universário" (1982), "Transporte Sentimental" (1987), "Jogos Olímpicos" (1988), "1983 - Um resumo" (1991), "Leme de luz" (1993), "Mesa dos Extravagantes" (1997), "As emboscadas do esquecimento" (1999), "De súbito" (2001), "Os guarda-redes morrem ao Domingo" (2002), "O Saco do Adeus" (2003), "Pedro Barbosa, Jesus Correia, Vítor Damas e outros retratos" (2005) y "Mansões abandonadas" (2007).
Con "Iniciais" consiguió en 1980 el premio Revelación de la Asociación Portuguesa de Escritores atribuido por un jurado constituido por Armando Silva Carbalho, Fernando J. B. Martinho y Pedro Támen.



lunes, agosto 04, 2008

La Habana




No me dan pena los burgueses vencidos.

Y cuando pienso que van a darme pena,

aprieto bien los dientes, y cierro bien los ojos.

Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas,

pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes,

pienso en mis largos días sin camisa ni sueños,

pienso en mis largos días con mi piel prohibida,

pienso en mis largos días

Y

No pase, por favor, esto es un club.

La nómina está llena.

No hay pieza en el hotel.

El señor ha salido.

Se busca una muchacha.

Fraude en las elecciones.


Gran baile para ciegos.

Cayó el premio mayor en Santa Clara.

Tómbola para huérfanos.

El caballero está en París.

La señora marquesa no recibe.

En fin

Y

Que todo lo recuerdo y como todo lo recuerdo

qué carajo me pide usted que haga?

Además, pregúnteles,estoy seguro de que también

recuerdan ellos.


Nicolás Guillén



Imagen: "Madre e hijo de piel prohibida: ternura". La Habana (Malecón) Fotografía tomada el 18-7-2008 por Rocío Losada Velasco.