lunes, agosto 01, 2011

Las ciudades invisibles



El Gran Kan ha soñado una ciudad; la describe a Marco Polo:
- El puerto está expuesto al septentrión, en la sombra. Los muelles son altos sobre el agua negra que golpea contra los cimientos; escaleras de piedra bajan, resbalosas de algas. Barcas embadurnadas de alquitrán esperan en el fondeadero a los viajeros que se demoran en el muelle diciendo adiós a las familias. Las despedidas se desenvuelven en silencio pero con lágrimas. Hace frío; todos llevan chales en la cabeza. Una llamada del barquero pone fin a la demora; el viajero se acurruca en la proa, se aleja mirando al grupo de los que se quedan; desde la orilla ya no se distinguen los contornos; hay neblina; la barca aborda una nave anclada; por la escalerilla sube una figura empequeñecida; desaparece; se oye alzar la cadena oxidada que raspa el escobén. Los que se quedan se asoman a las esacrpas del muelle para seguir con los ojos al barco hasta que dobla el cabo; agitan por última vez un trapo blanco.
"Sal de viaje, explora todas las costas y busca esa ciudad -dice el Kan a Marco-. Después vuelve a decirme si mi sueño responde a la verdad.
-Perdóname, señor: no hay duda de que tarde o temprano me embarcaré en aquel muelle -dice Marco-, pero no volveré para contártelo. La ciudad existe y tiene un simple secreto: sólo conoce partidas y no retornos."

Italo Calvino: Las ciudades invisibles (Traducción de Aurora Bernárdez).

Suena: Yar ko parag , de Haig Yazdjian (pulsar en el título para la escucha)

Imagen: Costa de la isla griega de Égina (julio de 2005).