miércoles, diciembre 08, 2010

Las palabras


Para Hôtaru, por los regresos a Marte y los cuadernos donde dibujar infancias-mundo.


Ejercicio para el endurecimiento del espíritu


La abuela nos dice:

-¡Hijos de perra!

La gente nos dice:

-¡Hijos de bruja! ¡Hijos de puta!

Otros nos dicen:

-¡Imbéciles! ¡Golfos! ¡Mocosos! ¡Burros! ¡Marranos! ¡Puercos! ¡Gamberros! ¡Sinvegüenzas! ¡Pequeños granujas! ¡Delincuentes! ¡Criminales!
Cuando oímos esas palabras se nos pone la cara roja, nos zumban los oídos, nos escuecen los ojos y nos tiemblan las rodillas.
No queremos ponernos rojos, ni temblar. Queremos acostumbrarnos a los insultos y a las palabras que hieren.
Nos instalamos en la mesa de la cocina, uno frente al otro y mirándonos a los ojos, nos decimos palabras cada vez más atroces.
Uno:

-¡Cabrón! ¡Tontolculo!
El otro:

-¡Maricón! ¡Hijoputa!

Y continuamos así hasta que las palabras ya no nos entran en el cerebro, ni nos entran siquiera en las orejas.
De ese modo nos ejercitamos una media hora al día más o menos, y después vamos a pasear por las calles.
Nos las arreglamos para que la gente nos insulte y constatamos que al fin hemos conseguido permanecer indiferentes.
Pero están también las palabras antiguas.

Nuestra madre nos decía:

-¡Queridos míos! ¡Mis amorcitos! ¡Mi vida! ¡Mis pequeñines adorados!

Cuando nos acordamos de esas palabras, los ojos se nos llenan de lágrimas.
Esas palabras las tenemos que olvidar, porque ahora ya nadie nos dice palabras semejantes, y porque el recuerdo que tenemos es una carga demasiado pesada para soportarla.
Entonces volvemos a empezar nuestro ejercicio de otra manera.

Decimos:

-¡Queridos míos! ¡Mis amorcitos! Yo os quiero...No os abandonaré nunca...Sólo os querré a vosotros...Siempre...Sois toda mi vida...

A fuerza de repetirlas, las palabras van perdiendo poco a poco su significado, y el dolor que llevan consigo se atenúa.

Agota Kristof: El gran cuaderno (en Claus y Lucas)

Imagen: New Year, de Ciurlionis

lunes, noviembre 08, 2010

Rosa


Rosa


Si aún sabes
cómo se deshoja una rosa,
pregunta a sus pétalos
si al decir "flor"
y "perfume"
dices el mismo nombre.

Porque, si no lo sabes,
es del amor que hablas.

Albano Martins, del libro: Escrito a vermelho. (Trad. Marta López Vilar)



Imagen: Granada, octubre de 2010 (fotografía de Rocío Losada Velasco).

martes, octubre 12, 2010

La inocencia




















Elegías de la reanudación

Después de la tempestad, por mis ojos
esta orilla virgen donde poder buscar
otro mundo nuevo. En cada cosa,
en joven nacimiento,redescubrirle el nombre
al amanecer..., un nombre que tenga
todo el peso doloroso de la herencia
y el alado frecor de un misterio dulce.

Dar el nombre a la rosa, porque es la rosa
y sentir el lastre de un nombre de ceniza.
Y crear el ruiseñor, y la fuente,
y la canción, y la muerte; aquel recóndito
temblor del beso, y la mano abierta,
y alzar de nuevo a la altura
la palabra de amor...


Rosa Leveroni (Barcelona 1910- Cadaqués 1985)


Traducción de Marta López Vilar

Imágenes: Antonio (mi casa, primavera de 2010), playa de Ribadesella, Covadonga, Llastres (Asturias, diciembre de 2009).

jueves, septiembre 16, 2010

Yo también


QUIERO sólo ser
la luz del sol pintada
sobre una pared.

Miguel Veyrat (del libro: El cielo vacío)

Imagen: Atardecer en el Cabo da Roca, Lisboa. Agosto de 2010.

miércoles, agosto 18, 2010

Quinta das Lágrimas


QUINTA DAS LÁGRIMAS


Cuando hace mucho tiempo tan sólo veía
tu imagen mil veces repetida
en la pantalla del pasado, tal vez fuera feliz. Mi alma
nacía de sí misma en ese abismo
y obedecía desde siempre al fuego
de tu rostro: relámpago
tan súbitamente encendido en mis ojos.

Atravesé contigo, sin que lo supieras,
la música de los días sin nadie,
el naufragio de los años sumergidos
por la vida real irreal,
por falsas euforias que parecían
encender otra llama en la fiebre de las noches,
o inventar deseos donde sólo había
un coágulo de luz adolescente
y un corazón de ceniza, el mío, adormecido
en el fondo de ese pozo donde brillaba
el asombro mortal de tu mirada.

Ahora que regreso por un sueño
a las sonámbulas calles de la ciudad
soy yo y no soy yo
esta sombra sin nombre que tiembla
al sellar ese pacto
de encontrar el último refugio
en la flor de tu boca. ¿No hay lágrimas
que nos calen el pecho?
¿No hay vidas
que nos salven de la vida?

Fernando Pinto do Amaral (do livro Pena suspensa)

(Trad. de Marta López Vilar)


Imagen: Quinta das Lágrimas. Coimbra. Agosto de 2010.

lunes, junio 21, 2010

El verano


Aquel verano de mi juventud


¿Y qué es lo que quedó de aquel viejo verano
en las costas de Grecia?
¿Qué resta en mí del único verano de mi vida?
Si pudiera elegir de todo lo vivido
algún lugar, y el tiempo que lo ata,
su milagrosa compañía me arrastra allí,
en donde ser feliz era la natural razón de estar con vida.

Perdura la experiencia, como un cuarto cerrado de la infancia;
no queda ya el recuerdo de días sucesivos
en esta sucesión mediocre de los años.
Hoy vivo esta carencia,
y apuro del engaño algún rescate
que me permita aún mirar el mundo
con amor necesario;
y así saberme digno del sueño de la vida.

De cuanto fue ventura, de aquel sitio de dicha,
saqueo avaramente
siempre una misma imagen:
sus cabellos movidos por el aire,
y la mirada fija dentro del mar.
Tan sólo ese momento indiferente.
Sellada en él, la vida.

Francisco Brines


Imagen: Isla de Hydra (2009)

viernes, junio 18, 2010

viernes, mayo 21, 2010

En nombre


En nombre de tu ausencia
Construí con locura una gran casa blanca
Y a lo largo de las paredes te lloré.

Sophia de Mello



Imagen: "Las cuatro habitaciones", de Hammershoi

sábado, mayo 15, 2010

Sin justicia ni descanso

Fotografía tomada en un campo de refugiados en la frontera francesa.


Fotografía de Agustí Centelles después del bombardeo de Lleida (1937)


Y todo esto sin justicia, enterrando la dignidad. Ayer nos dimos cuenta de que este dolor y esta memoria herida no tienen valor para la justicia española.
En España está prohibido y penado recordar.
Mi reconocimiento al juez Baltasar Garzón.


martes, mayo 11, 2010

El jardín seco


Que todo se haga leve, que apenas haya
una pizca de viento

y que nos arrastre como a ese polen
que pierden los árboles

que nuestras almas
se dispersen en el espacio

y que un día alguien sepa
que hemos vivido

al respirar una flor cualquiera.


Claude Esteban: En el último páramo. Traducción colectiva de Juan Abeleira, Miguel Casado, Luis Martínez de Merlo, Jesús Munárriz y Manuel Nerila.


Imagen: "El jardín seco" de Fernando Zóbel.

lunes, abril 19, 2010

Lisboa


PARQUE EDUARDO VII


Sem saber
porquê, guardei a tua imagem, e ando com ela
neste poema que sabe o teu nome, sem nunca
o dizer...

Nuno Júdice


La hierba que rodea los bancos tiene siempre
el color del otoño. Próximas, las palomas
conviven en silencio acostumbrado
a un vaivén de miradas extranjeras.
Leo versos de Nuno Júdice. Él las observa
desde un café da Baixa, aunque miramos ambos
la misma ciudad, siempre sostenida
por tejados cercanos,
como quien necesita de la sombra
para guardar secretos.
Quizá por eso callo,
una vez más, tu nombre.


José Ángel García Caballero: Llaves olvidadas, ed. Renacimiento, 2010.

Imagen: Lisboa, 2 de mayo de 2008.

domingo, abril 11, 2010

Retorno e Interior


Volviste por el mismo camino. No fue sol lo que encontraste, ni la intención de la jornada. Temiste lo que, al final, surgió: el muro que cercó el otro lado del sueño.


Dentro de los pétalos brilla la flor: cálido camino reencontrado para nuestra piel gastada. En el cansacio hay siempre un grano de esperanza. Y en la muerte



António Salvado (do livro O extenso continente, ed. A Mar Arte. Trad. Marta López Vilar)


Imagen: "Invierno", de Mikalojus Konstantinas Ciurlionis.

jueves, marzo 18, 2010

Elegía en Tholos


Elegía en Tholos



A Martine Broda
In memoriam



Mas si creemos que nuestro único sujeto
es el deseo y al mismo tiempo
nuestra esencia, querríamos ser el objeto
perdido y olvidar todo lenguaje.
Dormir en la colina disfrazados de chopos
y cantuesos. Dormir junto a las cosas
enterradas bajo un horizonte
de leche negra —dormir entre las zarzas
jaras y sarmientos que un día fueron
sujetos abrasados. Y también con los muertos
de dolor o de una borrachera. Dormir
bajo la grava junto a las flores de Víznar
o Bagdad, crucificadas de noche
por el odio que despierta la conciencia
de ser libre. Dormir en la colina
de Spoon River tras un mausoleo cualquiera,
bajo el manzano de un huerto
o sobre una sima del mar. Ser para siempre
un ser aunque muerto deslumbrante
de deseo —y conseguir que dure al menos
el tiempo de regreso hasta el chispazo inicial.
Sólo un gesto. Y dormir para siempre
de la mano de nadie —como duerme Martine
con su enjuto cuerpo entregado
en ofrenda a sus amantes lares, Jouve
Juarroz, Celan o Lacan. Todos duermen
ahora en la colina de Tholos. Y nosotros también
muertos con ella como objetos cosas
húmedas entre la seca arena —este silencio.

Miguel Veyrat


No por casualidades, sino por "puertas abiertas entre el azar y la necesidad", Miguel Veyrat, el excelente poeta y traductor del libro Deslumbramientos de Martine Broda (1947-2009), me envía, para continuar con la reconstrucción de la memoria de Broda, un poema que aparecerá en su próximo libro. Para mí es un placer poder publicar esta elegía de Miguel en primicia y recordar los bosques sumergidos de luz y el no-decir de la poeta de Nancy.



Imagen: "Vegetales en luz" (Lisboa, agosto de 2009)


domingo, marzo 14, 2010

Deslumbramientos


sumergidas las ciudades de la memoria
por un exceso de sueño
con gran esfuerzo remontas las aguas

el pálido sufrimiento cuya sed así tú apagas
jamás lo hubieses podido imaginar

vivir persiste y anuncia una débil y desnuda
voluntad cara a los ojos congelados del porvenir.


Martine Broda (del libro Deslumbramientos, trad. de Miguel Veyrat).

Imagen: Reflejos del cielo (Jardines de Luxemburgo, París, 2004).

lunes, marzo 01, 2010

Llave de ignición


Comulgo un fuego inmenso esta noche.
sin voz. sin tiempo.
devoro esta salada carne
por el soplo que arrulla el mar
y las montañas.
abro estas alas. bebo sin cesar
el néctar y el corazón. ninguna sombra
nos protege. el sol y el agua queman
la superficie de este cuerpo
en que la negra flor
traslada de raíz el aroma de esta luz
que pocos ven.

dibujo en el poema los rincones
de esa casa que habitamos.
abro la puerta cuando menos espero.
entro con la sed de quien vio esa noche
el fuego devorando el sol y el alma.
muero y resucito.
como quien visita un santuario.
el árbol establece el eje y el camino.
pero todo el itinerario te pertenece
en ese cuerpo sin vida
porque otra vida recupera:
madera eterna que nunca encontraré.

cuerpo y sangre
transcriben otra imagen.
viento y sombra de viento. la modulación del
vientre entre los dedos, sobre la lengua.
gloria y desesperación.
la saudade cava esa sepultura
donde encontraremos, más tarde,
el eréctil vaso que un día allí depositamos.
discreta, va cavando a nuestro alrededor
una fosa donde vamos protegiendo
la vida entera.

sobre el bosque elevaron durante la noche
esa roca que
un día vino a nuestro encuentro.
recibes en tu pecho esa luz.
dibujas conmigo el espíritu
que despierta otras voces
que nunca sabremos descifrar.

elevas ese grito como ala.
comulgas esta noche un fuego inmenso.
sin voz. sin sangre. sin cuerpo.
resguardas conmigo
la sombra, la saliva, la serpiente.
escribe el frío, una nube
alcanzando la colina.

ninguna sombra nos protege.
dibujo los rincones de ese cuerpo
engullido por el mar.
los cimientos guardan fragmentos
de otro viaje. fragmentos de tiempo:
sangre seca que el tiempo no quiso borrar.

la carne conserva esa voz. esa sangre.
un cuerpo nace. un cuerpo nace

para que yo pueda morir.


Ruy Ventura (Chave de ignição. Editora Labirinto)
Trad: Marta López Vilar


Imagen: Detalle de luz en la iglesia de Santa María del Mar, Barcelona. Diciembre de 2008.


martes, febrero 02, 2010

domingo, enero 24, 2010

Los ángeles terribles I


¿Quién, si yo gritara, me oiría desde las jerarquías
de los ángeles?, y aún en el caso de que uno me cogiera
de repente y me llevara junto a su corazón: yo perecería
por su existir más potente. Porque lo bello no es nada
más que el comienzo de lo terrible, justo lo que nosotros todavía
podemos soportar,
y lo admiramos tanto porque él, indiferente, desdeña
destruirnos. Todo ángel es terrible.

Rainer Maria Rilke



Imagen: "Ángel terrible" (Dresde, 3 de agosto de 2005)

domingo, enero 17, 2010

Puertas


En las tinieblas
lo que ronda mis ojos
es su sonrisa.

Issa Kobayashi



Imagen: "Al otro lado de la puerta" (Vidiago, Asturias. Diciembre de 2009)