domingo, mayo 21, 2006

Melancolía de los lugares cerrados


Deja en los labios un sabor a tristeza ver cómo los lugares que nombraron nuestra vida poco a poco van desapareciendo. Hace pocos días, en uno de mis habituales paseos en solitario (en busca de un reencuentro con la ciudad) paseando por la calle Serrano camino de la Puerta de Alcalá pasé por la puerta de una librería que tiene memoria de mi vida, de mis primeros libros de poesía catalana, de mis descubrimientos literarios de Rodoreda, Marçal, Margarit, Martí i Pol...vi las puertas cerradas y empapeladas de la Llibreria Catalana Blanquerna y no pude evitar recordar mi lecturas y mis regresos a casa después de largas conversaciones en una estación de tren. Proseguí mi camino y vi que el Cine Madrid también estaba cerrado y con él los días, mis días...y así vi cafés cerrados, bares, mesas que ya no se ocuparían nunca donde fueron dichas tantas cosas...y mi vida perdida en esos lugares. No pude evitar esa emoción triste de las lágrimas ante un lugar perdido y sin regreso donde también se pierden las presencias y el calor que daban. Y Ahora el Teatro Albéniz tiene fecha de clausura, una caducidad incomprensible: septiembre de 2006. Un teatro que me vio conmoverme al escuchar la hermosa voz de Elefthería Arvanitaki durante meses donde la ausencia me golpeaba irreversiblemente, la melancolía de Lluís Llach, la ternura de Nena Venetsanou...El dolor no viene sólo de un lugar perdido...es el tacto ceniciento de quitarnos lugares a los que ir, donde protegernos de la locura y la agresión del ruido y la mudez, la sordera del corazón. Por ello os pido que firméis en esta página: http://teatroalbeniz.blogspot.com/ y paréis esta borrosa identidad que nos espera.

2 comentarios:

José Ángel García Caballero dijo...

pero de pronto cambia el mundo en las ciudades... tú lo sabes bien, construir una ciudad, aprender de ella, es también saber que sus lugares cambian con nosotros... me ha puesto muy triste lo de Blanquerna... visitarla a las 12 de la noche... pero bueno, un beso y feliz encuentro con otros lugares

maría nefeli dijo...

La Blanquerna cerrada es la primera que yo visité, antes de que existiera la que visitamos por la noche. Pero aún así...las ciudades cambian y se llevan una parte de nuestra memoria.
Un beso de domingo después de hablar con usted.