jueves, septiembre 18, 2008

Un fragmento inevitable


Imposible soslayarlo. El dolor es nuestra condición. En él todos podemos reconocernos.
Y sin embargo, es lo más absolutamente individual. Nadie se duele por otro. Ésa es la paradoja. Nada hay más común que el grito de dolor de una carne herida; nada hay más intransferible.
¿Hace falta el poema para decirlo? No. El grito es el lenguaje más universal. Pero tal vez haga falta recordarlo en tiempos de sosiego. Tal vez haga falta que los sosegados lo recuerden para que los que sufren se sientan amparados. Amparados por la común condición de lo viviente.
¿Y por qué no decir el gozo, en vez del dolor? Cierto, ¿por qué no?
Tal vez porque el que goza no necesita el apoyo de otros; gozando uno se siente entero, se siente pleno y exulta, porque en el gozo no se está solo, en el gozo hemos pactado un acuerdo (transitorio)con el mundo. El dolor, en cambio, contrae.
El cobijo,lo necesita el que sufre. Y no es que consuele el sufrimiento de muchos, pero sí sentirse amparados, comprendidos, com-padecidos. Es éste el trabajo de la com-pasión.
"No hay poema que no se abra como una herida", escribe Derrida...





Chantal Maillard (En la traza. Pequeña zoología poemática. Fragmento de la conferencia pronunciada en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona).





Imagen: "Memorial a Walter Benjamin" (Portbou, Girona. 29-7-2008)

3 comentarios:

dijo...

El dolor instransferible e individual...
no hacen falta palabras, solo sentirlo.
besos

José Ángel García Caballero dijo...

sí, argumenta bien, pero creo que el dolor también puede establecer un contrato con el mundo, quizá por eso me guste y entienda Lisboa...
bella imagen
un beso

Graça Pires dijo...

"No hay poema que no se abra como una herida", escribe Derrida...
Concordo. Há poemas que são silêncios que gritam até "ferirem" quem os lê com a alma.
Um beijo.